¿QUÉ ES LA DEPENDENCIA EMOCIONAL?
Todos somos dependientes
Comenzaré este artículo diciendo que todos los seres humanos somos dependientes emocionales, entendido como la necesidad que todos tenemos, sí o sí, de dar y recibir amor.
Si bien tenemos una parte independiente muy importante de mantener en estado óptimo, esta autorealización base de nuestro yo soy también somos seres interdependientes y nos necesitamos para vivir esta experiencia, que es la vida. Si quiero desarrollarme como coach y terapeuta necesito personas que quieran hacerse su proceso de autoconocimiento, lo mismo para disfrutar de la familia, amigos… para aprender en distintas áreas necesito de personas que me enseñen, para viajar necesito quien me venda el viaje, el piloto que lleva el avión, el dueño del hotel que me brinda el servicio de hospedaje…
La experiencia del amor más intensa se vive a través de los vínculos afectivos.
La dependencia emocional está muy mal vista en la sociedad pues se asocia con debilidad, pelmazo, lapa, esa tan pegajosa o pegajoso, agobiante… suscita el rechazo. Pero no debemos obviar que somos la especie más social e interdependiente.
Trataré de aclarar la diferencia entre dependencia emocional sana y la dependencia emocional patológica o desadaptativa.
Tipos de vinculaciones
Cuando nacemos somos totalmente dependientes, hay una persona que nos cuida, protege, alimenta, una dador, estando el niño solamente para recibir cuidados, alimento, protección y amor. Es lo que se llama dependencia vertical, uno da y el otro recibe.
Lo ideal es ir progresivamente adquiriendo una madurez emocional que nos permita tener relaciones interdependientes, en las que se de una dependencia emocional horizontal, un amor correspondido en el dar y recibir.
Pero en la edad adulta nos encontramos personas que construyen una pareja en la que se sigue dando una dependencia vertical, esto es, buscan a alguien a quien cuidar, servir, o controlar o bien buscan a alguien que les cuide, proteja y guíe u organice la vida.
Los vínculos afectivos sanos son aquellos que suman, que aportan sensaciones agradables, que suman en la vida de ambos, dándose un amor correspondido entre el dar y tomar.
Pero a veces la persona realiza vinculaciones insanas que pueden ser de dos tipos:
1. Por defecto, en el que la persona quedó bloqueada al vínculo afectivo y por miedo a volver a vivir ese dolor tan profundo de rechazo, abandono, desprecio o desvaloración, decide no vincularse y se mantiene en las relaciones distante, fría y hostil.
2. Por exceso, que es la polaridad de la anterior, es lo que llamamos en el ámbito psicológico y terapéutico como relación dependiente. La persona despierta su fijación consistente en que sin el amor del otro no puede ser feliz, es un patrón obsesivo que genera un sufrimiento muy fuerte en las personas que la viven.
Dependencia Emocional ¿A qué nos referimos?
Así que cuando hablamos de dependencia emocional nos referimos a un patrón de conducta caracterizado por una necesidad de afecto extremo que anula el resto de capacidades, posibilidades de disfrute y conexión con uno mismo.
Las personas con dependencia emocional pueden ser super seguras y efectivas en otras áreas y habilidades sin embargo su psique quedó defectuosa en la infancia y necesitan establecer relaciones de extrema exclusividad que puede asfixiar al otro alejándolo o atraer personas narcisistas, maltratadoras o manipuladoras en sus vidas.
Todas las adicciones tienen su origen en experiencias en la infancia. Experiencias que fueron vividas con una carencia afectiva muy dolorosa. Pudo ser que la realidad no fuera tan grave, pero fue percibida por la psique como un peligro por el sufrimiento mental que ocasionó desarrollando una conducta habituada desadaptativa.
Las Conductas desadaptativas son aquellas que la mente genera con la buena intención de adaptarnos y evitar que suframos, pero no solo no lo consiguen, sino que además producen más intranquilidad, desarmonía con nuestro entorno, con los que nos rodean y un sufrimiento mental insostenible en el tiempo.
La persona dependiente necesita del otro para ser, para estar conectado a la vida y con su autonomía y capacidades. Necesita del otro no para que le haga las cosas sino para poder sentirse autoeficaz, su valía depende totalmente del otro.
Las personas con dependencia emocional desadaptativa sufren muchísimo, quedándose en relaciones dependientes tortuosas en las que ninguno de ambos se hace bien pues se retroalimentan las taras con las que construyeron su identidad.
Las relaciones tóxicas son aquellas que se mantienen con un falso amor, en las que uno no es feliz, no respeta sus valores por miedo a dejar de cubrir sus necesidades cuando en realidad no las cubre ni las cubrirá jamás en esa relación.
Todos somos dependientes en una relación de pareja, la diferencia con la dependencia patológica está en la cantidad, pues calidad de amor necesitamos todos. La persona con dependencia patológica necesita estar y saber a todas horas de su pareja y si pudiera se metería en la mente del otro, su vida es monotemática, es su pareja, la vida tiene sentido solo en la pareja, siendo incapaz de disfrutar del resto de áreas sin ella.
Todos lo pasamos más tras una ruptura eso es una realidad ahora el dependiente patológico saldrá en busca de una forma inmediata a buscar pareja.
Se trata pues de aprender a cubrir la necesidad de amor y valoración de nuestro cerebro desde dentro, sin perdernos en el otro como única fuente de combustible emocional.